La mayoría de la población joven
que tiene pareja declara que al interior de su relación no se han dado
situaciones de violencia (82%). Sin embargo, se registra una proporción no
menor de jóvenes que sí ha experimentado algún tipo de violencia al interior de
sus actuales relaciones de pareja, ya sea psicológica, física o sexual (16%) lo
que es de gran preocupación.
De acuerdo a definiciones
presentadas por el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), la violencia física
consiste en abofetear, tirar cosas, arrinconar, empujar, tirar el pelo, golpear
con el puño o algún objeto que pudiera herir; patear o arrastrar; también hace
referencia a la acción de amenazar con armas de fuego, armas blancas u otro
tipo. La violencia sexual, por su parte, consiste en forzar a la pareja a tener
relaciones sexuales o a realizar algún acto de connotación sexual que ella
encuentre humillante o degradante.
Un fenómeno a destacar es que los
niveles de violencia son mayores en aquellas parejas jóvenes que tienen hijos.
Según las respuestas de los consultados, el 24% de la población juvenil que
tiene al menos un hijo declara haber experimentado alguna situación de
violencia al interior de su relación de pareja. En cambio, 11% de las personas
jóvenes sin hijos declara haber vivido la misma situación.
La forma de violencia más común
es la de tipo psicológica, con una prevalencia de 15%. Ésta consiste en
insultar o hacer sentir mal a la pareja, menospreciarla o humillarla frente a
otras personas, actuar a propósito a través de la intimidación y la amenaza. A
la psicológica le sigue la violencia física con 7%, y luego la de tipo sexual
con 1% de prevalencia.

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