Una de las maneras que poseen los
jóvenes para insertarse en la sociedad es la educación y el trabajo, generando
una visión distinta de cómo era décadas atrás, en donde el patrón tradicional,
que era el predominante, establecía que luego de la educación secundaria se
insertaba al mundo laboral, para continuar con el matrimonio y la conformación
de una familia.

Hoy en día los jóvenes poseen más
ambiciones académicas priorizando más los estudios que el trabajo, o en algunos
casos llevando ambos, ya sea por las variadas posibilidades que existen para
continuar con la educación superior. Se han generado cambios notables en las
trayectorias y proyectos de vida de los y las jóvenes, asimilando la pérdida
del patrón tradicional.
Entre la juventud es posible
identificar un fenómeno que trata de la interrupción y retardo de
la independencia económica, residencial y la conformación de la familia por
parte de las personas jóvenes, lo que se explica por la extensión de los años
de escolaridad y el ingreso tardío al mundo laboral. Este fenómeno se denomina
“juventud tardía” (Ghiardo y Dávila, 2009) o “síndrome de autonomía postergada”
(CEPAL-OIJ, 2003).
Ghiardo y Dávila (2009) han
analizado las encuestas que ha realizado la INJUV del 2006 al 2009, y han
identificado la existencia de diferencias en el desarrollo de este fenómeno,
que tiene que ver con el nivel socioeconómico que poseen las personas jóvenes:
ya que al aumentar los estudios superiores, los jóvenes ingresan tardíamente a
trabajar conformando con posterioridad su familia; sin embargo este proceso es
distinto en jóvenes con menos recursos, ya que presentan inestabilidad laboral,
maternidad/paternidad temprana, baja escolaridad, y menor pertenencia al hogar
de origen.
En once años se han producido
cambios significativos que dan cuenta de esta situación, como lo es el aumento
de matriculas para la educación superior, ya que en el 2000 existían 452.325
estudiantes, y el 2011 esta cifra se elevó a 1.068.263 estudiantes.
La extensión educacional, el
ingreso tardío al campo laboral y las dificultades para encontrar empleo (en
algunos casos), provocan a la vez el egreso tardío del hogar de origen y
retrasan la independencia de los padres, prolongando esta situación a una edad
más avanzada.
Esto se podría ver reflejado en
la disminución del porcentaje de personas jóvenes que son jefes de hogar o
parejas del jefe de hogar (anexo 1), que dentro de 11 años demuestran la
dependencia hacia el hogar de origen, afirmando un más la situación del
fenómeno por el que pasa la juventud.